Falta
de ortografía. Se llama falta de ortografía a la
equivocación en la escritura de las palabras y en la aplicación de las normas
de ortografía. Se distingue de
la errata en que esta última es esencialmente mecánica, es decir, se conoce la
norma pero ha habido, por ejemplo, un error en el tecleo.
Es asombroso la cantidad de faltas que se siguen cometiendo en los escritos que compartimos en los nuevos medios interactivos con los que nos comunicamos y no me refiero a lo acentos que por premura se te pueden olvidad o a los errores de tecleo, me refiero a esas faltas que te saltan a la vista y duele verlas porque incluso cambian el sentido de las frases. Tampoco me refiero a los errores zonales que harto de escucharlos los adquieres sin darte cuenta y es difícil deshacerte de ellos por mucho empeño que pongas. Sirva la película de "My fair Lady" como ejemplo, es un musical en el que el profesor de fonética Henry Higgins, seguro de sus habilidades decide transformar a una chica normal que se gana la vida vendiendo flores, para hacerla pasar como una señorita de la alta sociedad. Ella, Eliza Doolittle, acepta tomar lecciones de lenguaje para mejorar su mal uso del lenguaje y mejorar su futuro laboral. Higgins y Eliza se enfrentan a una dura labor pero con un buen final para ella.
Desgraciadamente en la interacción tecnológica diaria es difícil persuadir de los errores ortográficos porque se aceptan de mal grado y siempre se usa la excusa del error de tecleo cuando las teclas están bastantes distantes entre si, y por ll o viceversa, g por j o viceversa, ausencia de h o inclusión de la misma, de la v con la b, o la x con la s, al estar próximas hay que aceptar la excusa salvo repeticiones en el tiempo que delatan al infractor.
De los correctores ortográficos poco puedo decir porque a veces ayudan poco y en palabras con doble escritura el corrector no toma decisión.
Yo fui un infractor más que intenta corregir errores, ardua tarea que se complica al pensar en la capacidad para expresarme correctamente y de la capacidad lectora del interlocutor.
De los correctores ortográficos poco puedo decir porque a veces ayudan poco y en palabras con doble escritura el corrector no toma decisión.
Yo fui un infractor más que intenta corregir errores, ardua tarea que se complica al pensar en la capacidad para expresarme correctamente y de la capacidad lectora del interlocutor.
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