viernes, 1 de junio de 2007
Deseo
Deseo que me hagas sentirme que soy amada,
que soy útil todavía, que no estoy sola.
Deseo permanecer en mi casa o en la tuya.
Deseo que cuando comamos en la misma mesa me des
conversación a pesar de que yo apenas hable.
Deseo que me visites a menudo en la residencia en caso de
que té veas obligado a internarme en ella.
Que me ames por lo que soy y no por lo que tengo.
Que me des cariño y comprensión en mi última etapa.
Que no bromees de mi paso vacilante o de mi mano temblorosa.
Deseo que comprendas mi incapacidad de oír como
antes y que por lo tanto me hables despacio y claro,
pero sin gritar, si no lo necesito.
Que tengas en cuenta que mis ojos se están nublando y
que no eches en cara, ni te rías de mí cuando tropiezo
o derramo la taza de café sobre la mesa.
Que tengas tiempo suficiente para escucharme sin
prisa, aunque lo que yo te diga te importe poco o nada.
Que no me digas "ya me has contado tres veces lo mismo"
y me escuches como si fuera la primera vez que te lo cuento.
Que me recuerdes los aciertos y éxitos de mi vida pasada
y que no me hables de mis errores y fracasos.
Deseo poder sentir la caricia de tu mano sobre la mía y
escuchar sin agobiarme, decirme palabras suaves de ánimo.
Cuando esté al final de mis días,
háblame entonces de la misericordia de Dios y
muchas gracias, mil gracias por atender mis deseos.
Un día otros lo harán por ti y te ayudaran a ti
porque el tiempo pasa para todos igual, gracias.
Teresa López
CMM. Dehesa de la Villa Taller de animación a la lectura
Revista Faro de Moncloa – Madrid [Nº 6 - Año I - Marzo 2007]
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