lunes, 16 de abril de 2007

LA ESCUCHA ACTIVA EN LA COMUNICACIÓN


Hablar y Escuchar son verbos necesarios en las relaciones humanas, el primero porque nos acerca a la palabra y a la persona, y el segun­do porque es una forma de respuesta, aunque pueda ser a través del silencio.

Creemos que todo se resuelve con contar y contar lo que nos pasa, como si fuera suficiente con la opinión que que­remos escuchar, pues no siempre es verdad que deseemos ser escuchados.

No es cuestión de encontrar a alguien a quien hablar, sino de alguien con quien poder hablar, esto es un regalo de la vida, poder encontrar la persona con la cual se pueda hacer.

De encontrar la ocasión, la confidencia no es entonces coti­lleo, es desnudar el alma hasta escucharse decir lo que qui­zás ni siquiera uno mismo llegó a pensar nunca.

Puesto que continuamente nos estamos comunicando pare­ce que es un proceso fácil de realizar. Pero la auténtica comunicación es un arte difícil de poner en práctica de una forma completa y sobre todo correcta.

Escuchar es distinto que oír, oír es algo que hacemos coti­dianamente, pero para escuchar hay que querer y ser cons­ciente de ello. Hay que querer recibir el mensaje que nos están trasmitiendo, de hecho podríamos afirmar que quien no sabe escuchar no puede pretender comunicarse correc­tamente con su interlocutor.

Por eso es importantísimo practicar la escucha activa de forma correcta, intentando siempre que sea posible, llegar a la empatía, comprender el mensaje que nos quieren transmitir, sin juzgar ni criticar, solo analizando los senti­mientos que están detrás de cada palabra..

El taller de animación a la lectura recomienda una receta para conseguirlo y la recomienda para cualquier hora.

Receta para Saber escuchar

INGREDIENTES:
• LA HUMANIDAD.
• 50.000 KILOS DE AMOR.
• 50.000 KILOS DE COMPRENSIÓN.
• 1.000 KILOS DE INTERÉS.
• 500 KILOS DE CONSTANCIA.
• 1.900 KILOS DE TOLERANCIA.
• 1.000 KILOS DE SENSIBILIDAD.
• 800 KILOS DE HUMILDAD.
• UN OCÉANO DE TRANQUILIDAD
• INMENSOS MARES DE ALEGRÍA. PACIENCIA. BONDAD Y TERNURA.


MODO DE PREPARACIÓN.

Vaciar a las personas de intolerancia, agresividad egoísmo, individualismo e ingratitud.

Una vez realizada esta operación, proceder a limpiar de malas intenciones.

Asegurarse bien de que las personas queden libres de estos residuos.

Previamente se habrá hecho una pasta con la tolerancia, humildad, interés, sensibilidad, bondad, ternura, que se intro­duce en la persona después de vaciado y a modo de relleno.
La comprensión se mezcla con el amor y se pone a dorar junto con la persona, se mete en el horno del tiempo a fuego lento durante toda su vida aproximadamente. Dán­dole vueltas cuando nos parezca, con alegría y buen humor y unos granos de picardía, se riega con océanos de mucha, mucha paciencia.....
Se sirve caliente o frió adornado con mucha alegría.

NOTA: Para esta receta se puede utilizar cualquier persona, no importa la edad. raza, sexo o reli­gión, no tiene límites de comensa­les y nunca caduca. Los resultados esperados son tener personas más pacificas, tolerantes, humanas, tier­nas y comprensivas con sus seme­jantes.


Taller de animación a la lectura CMM Dehesa de la Villa


Revista Faro de Moncloa – Madrid [Nº 6 - Año I - Marzo 2007]

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