Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
de Antonio Machado
lunes, 30 de abril de 2007
domingo, 29 de abril de 2007
sábado, 28 de abril de 2007
Soliloquio de Segismundo...
Es verdad; pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos;
y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
de "La vida es sueño" de Pedro Calderón de la Barca
viernes, 27 de abril de 2007
jueves, 26 de abril de 2007
Sobre la amistad...
El REY Y EL POBRE
En Persia se cuenta la historia del gran Manú, Shah Babas, en cuyos dominios no se ponía el sol, que reinó con todo esplendor, tenía fama de justo y le encantaba mezclarse con el pueblo, pasando desapercibido para compartir y dar solución a sus problemas.
En cierta ocasión, se vistió de pobre y al pasar por la cocina observó en un rincón una angosta puerta para él hasta entonces desconocida. Descendió el largo, lóbrego y húmedo trecho de escaleras que conducía a un sótano, de reducidas dimensiones y calor asfixiante, en el que un carbonero sentado en un montón de cenizas, atendía la caldera de palacio.
El Manú se sentó a su lado y comenzó a hablar. Llegó la hora de comer y el fogonero sacó un sucio pan moreno y áspero y una jarra de agua. Se sentaron a comer y beber. El Shah se fue, pero continuó visitándolo con frecuencia, movido por la compasión que sentía por aquel hombre solitario.
Amablemente le dio consejo y el pobre le abrió todo su corazón y amó a aquel amigo tan bondadoso y sabio pero tan pobre como él.
Finalmente, el Manú pensó: " Este hombre que vive permanentemente recluido en el sótano, cumpliendo de forma abnegada con su trabajo, con total aceptación de su destino y sin que una sola queja salga de sus labios, merece una gran recompensa. Le diré quién soy a ver qué presente me pide."
Le dijo pues:
-- Crees que soy pobre, pero soy tu Manú, el Shah Babas, pídeme lo que quieras.
El gobernante esperaba que le pidiera algo grande, pero el hombre se quedó sentado, inmóvil, petrificado, mirándolo con amor y asombro.
Entonces el Manú le dijo posando una mano sobre su hombro:
-- ¿No entiendes? Te puedo hacer rico y noble, puedo poner una ciudad en tus manos, te puedo hacer un gran gobernador: ¿No tienes nada que pedir?.
El hombre respondió amablemente:
-- Sí, mi señor, he entendido. Más no entiendo cómo tu que gobiernas más de 3.000 por 10.000 mundos y varios soles, mandas sobre billones y trillones de seres y eres el encargado de crear un nuevo mundo para afrontar mejores tiempos, puedes haber salido de tu palacio y tu gloria para sentarte conmigo en este lóbrego cuchitril, comer mi tosca comida y preocuparte por si estoy feliz o apenado. Ni tú mismo me puedes dar nada más valioso. A otros les puedes otorgar ricos presentes, pero a mí me has dado a ti mismo; lo único que te puedo pedir es que nunca me quites este regalo de tu amistad y de tu amor".
La emoción que embargaba su espíritu enmudeció sus palabras y desde el fondo del corazón brotó un "gracias" e inclinándose en señal de respeto depositó a sus pies dos brillantes lagrimas.
Autor Desconocido.
En Persia se cuenta la historia del gran Manú, Shah Babas, en cuyos dominios no se ponía el sol, que reinó con todo esplendor, tenía fama de justo y le encantaba mezclarse con el pueblo, pasando desapercibido para compartir y dar solución a sus problemas.
En cierta ocasión, se vistió de pobre y al pasar por la cocina observó en un rincón una angosta puerta para él hasta entonces desconocida. Descendió el largo, lóbrego y húmedo trecho de escaleras que conducía a un sótano, de reducidas dimensiones y calor asfixiante, en el que un carbonero sentado en un montón de cenizas, atendía la caldera de palacio.
El Manú se sentó a su lado y comenzó a hablar. Llegó la hora de comer y el fogonero sacó un sucio pan moreno y áspero y una jarra de agua. Se sentaron a comer y beber. El Shah se fue, pero continuó visitándolo con frecuencia, movido por la compasión que sentía por aquel hombre solitario.
Amablemente le dio consejo y el pobre le abrió todo su corazón y amó a aquel amigo tan bondadoso y sabio pero tan pobre como él.
Finalmente, el Manú pensó: " Este hombre que vive permanentemente recluido en el sótano, cumpliendo de forma abnegada con su trabajo, con total aceptación de su destino y sin que una sola queja salga de sus labios, merece una gran recompensa. Le diré quién soy a ver qué presente me pide."
Le dijo pues:
-- Crees que soy pobre, pero soy tu Manú, el Shah Babas, pídeme lo que quieras.
El gobernante esperaba que le pidiera algo grande, pero el hombre se quedó sentado, inmóvil, petrificado, mirándolo con amor y asombro.
Entonces el Manú le dijo posando una mano sobre su hombro:
-- ¿No entiendes? Te puedo hacer rico y noble, puedo poner una ciudad en tus manos, te puedo hacer un gran gobernador: ¿No tienes nada que pedir?.
El hombre respondió amablemente:
-- Sí, mi señor, he entendido. Más no entiendo cómo tu que gobiernas más de 3.000 por 10.000 mundos y varios soles, mandas sobre billones y trillones de seres y eres el encargado de crear un nuevo mundo para afrontar mejores tiempos, puedes haber salido de tu palacio y tu gloria para sentarte conmigo en este lóbrego cuchitril, comer mi tosca comida y preocuparte por si estoy feliz o apenado. Ni tú mismo me puedes dar nada más valioso. A otros les puedes otorgar ricos presentes, pero a mí me has dado a ti mismo; lo único que te puedo pedir es que nunca me quites este regalo de tu amistad y de tu amor".
La emoción que embargaba su espíritu enmudeció sus palabras y desde el fondo del corazón brotó un "gracias" e inclinándose en señal de respeto depositó a sus pies dos brillantes lagrimas.
Autor Desconocido.
miércoles, 25 de abril de 2007
Las 4 Torres (Madrid
martes, 24 de abril de 2007
En mi cabeza, una y otra vez...
Dust in the wind (enlace a YouTube para oirla)
I close my eyes
only for a moment
and the moment’s gone
All my dreams
pass before my eyes
a curiosity
Dust in the wind
all they are is dust in the wind
Same old song
just a drop of water
in an endless sea
All we do
crumbles to the ground
though we refuse to see
Dust in the wind
all we are is dust in the wind
Don’t hang on
nothing lasts forever
but the earth and sky
It slips away
and all your money
wont another minute buy
Dust in the wind
all we are is dust in the wind
Dust in the wind
everything is dust in the wind
Polvo en el viento
Cierro mis ojos
solo por un momento
y los momentos se van
Todos mis sueños
pasan ante mis ojos
una curiosidad
Polvo en el viento
todo lo que son
es polvo en el viento
La misma vieja canción
solo una gota de agua
en el inmenso mar
Todo lo que hacemos
se deshace en el suelo
aunque no lo queramos ver
Polvo en el viento
todo lo que somos
es polvo en el viento
No cuelgues
nada es para siempre
solo la Tierra y el cielo
Se escapa
y todo tu dinero
no comprara otro minuto
Polvo en el viento
todo lo que somos
es polvo en el viento
Polvo en el viento
todo es polvo en el viento
I close my eyes
only for a moment
and the moment’s gone
All my dreams
pass before my eyes
a curiosity
Dust in the wind
all they are is dust in the wind
Same old song
just a drop of water
in an endless sea
All we do
crumbles to the ground
though we refuse to see
Dust in the wind
all we are is dust in the wind
Don’t hang on
nothing lasts forever
but the earth and sky
It slips away
and all your money
wont another minute buy
Dust in the wind
all we are is dust in the wind
Dust in the wind
everything is dust in the wind
Polvo en el viento
Cierro mis ojos
solo por un momento
y los momentos se van
Todos mis sueños
pasan ante mis ojos
una curiosidad
Polvo en el viento
todo lo que son
es polvo en el viento
La misma vieja canción
solo una gota de agua
en el inmenso mar
Todo lo que hacemos
se deshace en el suelo
aunque no lo queramos ver
Polvo en el viento
todo lo que somos
es polvo en el viento
No cuelgues
nada es para siempre
solo la Tierra y el cielo
Se escapa
y todo tu dinero
no comprara otro minuto
Polvo en el viento
todo lo que somos
es polvo en el viento
Polvo en el viento
todo es polvo en el viento
lunes, 23 de abril de 2007
domingo, 22 de abril de 2007
EL ANILLO
...
—Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
—Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... –y haciendo una pausa agregó— Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
—E... encantado, maestro –titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien –asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó –toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete antes y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer al anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado –más de cien personas— y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó. Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Entró en la habitación.
—Maestro –dijo— lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
—Qué importante lo que dijiste, joven amigo –contestó sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
—Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
¡¿58 monedas?! –exclamó el joven.
—Sí –replicó el joyero— Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
—Siéntate –dijo el maestro después de escucharlo—. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.
de Jorge Bucay [de "Déjame que te cuente" (Recuentos para Damián)]
Somos joyas, valiosos y únicos ¿Quién nos puede valorar?
Puedes creerte especial para tus amigos, pero mejor será que aprendas a valorarlos a ellos como joyas...
—Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
—Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... –y haciendo una pausa agregó— Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
—E... encantado, maestro –titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien –asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó –toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete antes y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer al anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado –más de cien personas— y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó. Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Entró en la habitación.
—Maestro –dijo— lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
—Qué importante lo que dijiste, joven amigo –contestó sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
—Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
¡¿58 monedas?! –exclamó el joven.
—Sí –replicó el joyero— Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
—Siéntate –dijo el maestro después de escucharlo—. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.
de Jorge Bucay [de "Déjame que te cuente" (Recuentos para Damián)]
Somos joyas, valiosos y únicos ¿Quién nos puede valorar?
Puedes creerte especial para tus amigos, pero mejor será que aprendas a valorarlos a ellos como joyas...
sábado, 21 de abril de 2007
viernes, 20 de abril de 2007
Instantes
Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto,
me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido, de hecho
tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas,
nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales
y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás
trataría de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben,
de eso está hecha la vida,
sólo de momentos;
no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos
que nunca iban a ninguna parte
sin termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
Si pudiera volver a vivir,
viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo
a principios de la primavera
y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.
de Jorge Luis Borges (¿?)
jueves, 19 de abril de 2007
miércoles, 18 de abril de 2007
Algo leído que recuerdo...
"En el centro de nuestras vidas hubo un verano...
... Ésta es la historia de Miguel Dávila y de su riñón derecho. Y también es la historia de mucha otra gente, ...
... Y los pétalos caídos de su juventud adornaron para siempre la alfombra de adoquines viejos y el asfalto cuarteado de aquel barrio..." ("El camino de los ingleses" de Antonio Soler)
Los mios se esparcieron allá por el verano del 77, siempre creo que me salté alguna etapa a pasos agigantados. Tal vez la adolescencia, tal vez la juventud...
"... Y no te olvides tú llevas otro tesoro dentro... la poesía no es para los débiles. El poeta es el que conquista territorios nunca alcanzados..." ("El camino de los ingleses" de Antonio Soler)
Lástima que Miguelito se quedara en el camino de los ingleses como tantos otros...
... Ésta es la historia de Miguel Dávila y de su riñón derecho. Y también es la historia de mucha otra gente, ...
... Y los pétalos caídos de su juventud adornaron para siempre la alfombra de adoquines viejos y el asfalto cuarteado de aquel barrio..." ("El camino de los ingleses" de Antonio Soler)
Los mios se esparcieron allá por el verano del 77, siempre creo que me salté alguna etapa a pasos agigantados. Tal vez la adolescencia, tal vez la juventud...
"... Y no te olvides tú llevas otro tesoro dentro... la poesía no es para los débiles. El poeta es el que conquista territorios nunca alcanzados..." ("El camino de los ingleses" de Antonio Soler)
Lástima que Miguelito se quedara en el camino de los ingleses como tantos otros...
martes, 17 de abril de 2007
Punto de encuentro
ITINERARIO 7: Puerta de Alcalá- Parque de El Retiro
...
No hay tal vez punto de encuentro en el que la ciudad de Madrid exhiba su mestizaje como el que ofrece cualquier día de la semana, pero muy especialmente los festivos este espacio tan especial. Pasear, descansar, escuchar músicas de todo el mundo o asistir a representaciones de títeres y a auténticas actuaciones, dejarse retratar, remar o dejarse llevar por las barcas de su estanque, respirar como si se estuviera en medio de la naturaleza y no en el interior de una de las ciudades más importantes de Europa, dormir si el tiempo lo permite... Algo más que un parque público.
...
lunes, 16 de abril de 2007
LA ESCUCHA ACTIVA EN LA COMUNICACIÓN
Hablar y Escuchar son verbos necesarios en las relaciones humanas, el primero porque nos acerca a la palabra y a la persona, y el segundo porque es una forma de respuesta, aunque pueda ser a través del silencio.
Creemos que todo se resuelve con contar y contar lo que nos pasa, como si fuera suficiente con la opinión que queremos escuchar, pues no siempre es verdad que deseemos ser escuchados.
No es cuestión de encontrar a alguien a quien hablar, sino de alguien con quien poder hablar, esto es un regalo de la vida, poder encontrar la persona con la cual se pueda hacer.
De encontrar la ocasión, la confidencia no es entonces cotilleo, es desnudar el alma hasta escucharse decir lo que quizás ni siquiera uno mismo llegó a pensar nunca.
Puesto que continuamente nos estamos comunicando parece que es un proceso fácil de realizar. Pero la auténtica comunicación es un arte difícil de poner en práctica de una forma completa y sobre todo correcta.
Escuchar es distinto que oír, oír es algo que hacemos cotidianamente, pero para escuchar hay que querer y ser consciente de ello. Hay que querer recibir el mensaje que nos están trasmitiendo, de hecho podríamos afirmar que quien no sabe escuchar no puede pretender comunicarse correctamente con su interlocutor.
Por eso es importantísimo practicar la escucha activa de forma correcta, intentando siempre que sea posible, llegar a la empatía, comprender el mensaje que nos quieren transmitir, sin juzgar ni criticar, solo analizando los sentimientos que están detrás de cada palabra..
El taller de animación a la lectura recomienda una receta para conseguirlo y la recomienda para cualquier hora.
Receta para Saber escuchar
INGREDIENTES:
• LA HUMANIDAD.
• 50.000 KILOS DE AMOR.
• 50.000 KILOS DE COMPRENSIÓN.
• 1.000 KILOS DE INTERÉS.
• 500 KILOS DE CONSTANCIA.
• 1.900 KILOS DE TOLERANCIA.
• 1.000 KILOS DE SENSIBILIDAD.
• 800 KILOS DE HUMILDAD.
• UN OCÉANO DE TRANQUILIDAD
• INMENSOS MARES DE ALEGRÍA. PACIENCIA. BONDAD Y TERNURA.
MODO DE PREPARACIÓN.
Vaciar a las personas de intolerancia, agresividad egoísmo, individualismo e ingratitud.
Una vez realizada esta operación, proceder a limpiar de malas intenciones.
Asegurarse bien de que las personas queden libres de estos residuos.
Previamente se habrá hecho una pasta con la tolerancia, humildad, interés, sensibilidad, bondad, ternura, que se introduce en la persona después de vaciado y a modo de relleno.
La comprensión se mezcla con el amor y se pone a dorar junto con la persona, se mete en el horno del tiempo a fuego lento durante toda su vida aproximadamente. Dándole vueltas cuando nos parezca, con alegría y buen humor y unos granos de picardía, se riega con océanos de mucha, mucha paciencia.....
Se sirve caliente o frió adornado con mucha alegría.
NOTA: Para esta receta se puede utilizar cualquier persona, no importa la edad. raza, sexo o religión, no tiene límites de comensales y nunca caduca. Los resultados esperados son tener personas más pacificas, tolerantes, humanas, tiernas y comprensivas con sus semejantes.
Taller de animación a la lectura CMM Dehesa de la Villa
Revista Faro de Moncloa – Madrid [Nº 6 - Año I - Marzo 2007]
sábado, 14 de abril de 2007
Para ti que quieres vivir sin agobios, sin ataduras...
NO TE SALVES
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo
de Mario Benedetti
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo
de Mario Benedetti
viernes, 13 de abril de 2007
Y UNO APRENDE .......
Después de un tiempo,
Uno aprende la sutil diferencia
Entre sostener una mano
Y encadenar un alma,
Y uno aprende
Que el amor no significa acostarse
Y una compañía no significa seguridad
Y uno empieza a aprender ...
Que los besos no son contratos
Y los regalos no son promesas
Y uno empieza a aceptar sus derrotas
Con la cabeza alta y los ojos abiertos
Y uno aprende a construir
Todos sus caminos en el hoy,
Porque el terreno de mañana
Es demasiado inseguro para planes ...
Y los futuros tienen una forma de
Caerse en la mitad.
Y después de un tiempo
Uno aprende que si es demasiado
Hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
Y decora su propia alma,
En lugar de esperar a que alguien
Le traiga flores.
Y uno aprende que
Realmente puede aguantar,
Que uno realmente es fuerte,
Que uno realmente vale,
Y uno aprende y aprende, ...
Y con cada día uno aprende.
de Jorge Luis Borges
jueves, 12 de abril de 2007
miércoles, 11 de abril de 2007
Cruce de orillas
Por mucho que nos empeñemos,
a veces es mejor permanecer en la orilla que nos corresponde...
martes, 10 de abril de 2007
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