23 de agosto: esta linda gatita carey se cruzó en nuestra vida, yo no la ví pero mi hija sí, se puso en su camino.
Ante la falta de dueño optamos por dejarla en una cama improvisada en la ducha y colocar una nota en la entrada del portal.
Pero la dueña apareció, una agradable recatista que rápidamente nos ofreció quedárnosla. Se llamaba Maltesa, para nosotros Malta.
Asustadiza, recelosa, huidiza, esquiva, con el paso de los días, tranquila, juquetona y muy cariñosa.
Mi hija accedió y además también acojió a otra linda gatita, sin nombre, que llamamos Sakura.
Curiosa, aventurera, investigadora, atrevida, traviesa, comilona y muy cariñosa.